19 octubre 2014

FUERA DE CARTA (Víctor Pruñonosa)

No se muy bien de donde me viene esta manía que tengo, de comparar el mundo taurino con cosas de la vida cotidiana. Puede ser, que como últimamente se nos mira de forma rara y como si fuéramos asociales, aunque somos los que sufrimos ataques verbales y alguno informático, de aquellos que piensan diferente y quieren imponer su razón por la fuerza. O vaya usted a saber. Ahora me da por comparar las suertes y pases de la lidia, con las cartas de los restaurantes.

En las cartas de los restaurantes encontramos de todo. Unas son cortas con pocos platos, pero de calidad. Otras son extensas y tampoco falta la calidad. Ahora bien todas tienen su plato estrella, ya sea carne, arroz, marisco, pescado… Da igual que el restaurante sea de la Guía Michelín, G-10, o simplemente sea un restaurante, toreros blancos.

Siguiendo esta teoría, el repertorio de los pases con capote y muleta, sería la carta del menú de la tauromaquia. Un repertorio variado y amplio, que en las últimas temporadas se esta quedando corto y a veces, monótono. No suele haber mucha variedad, en las plazas de 2ª, nos han quitado el tercio de quites, nos tenemos que conformar con el toreo de capote a la salida del toro. Después en el tercio de muleta, ahora bien, no hay que olvidar, que la faena se basa en los pases ligados con la mano derecha y la izquierda, el plato estrella de la tauromaquia. Me refiero a los inicios de faena, los remates de las series de los pases de muleta y a los finales de faena vamos, después de cambiar el estoque simulado por el de verdad, cuando hay que cuadrar al toro y si la cosa esta calentita, unos pases de adorno más.

Citaré alguno de estos pases que yo considero fuera de carta. Que cuando alguna vez, no muchas, son realizados en el ruedo calan en el tendido, por desempolvar el baúl de los recuerdos.

No voy a decir que el abanico de pases a la salida del toro sea corto, ahí la carta esta más poblada. Aunque el pase usado en mas ocasiones sea la verónica, eso sí, cada uno tiene su forma de hacerla, mejor, diferente y personal. Pero cuando es hora de quitar, lo dicho plazas de 1ª, donde los pobres nos tenemos que conformar con la tele.

En la amplia gama de pases para ese tercio de quites, si parece que algunos se han quedado fuera de carta. Después de los aperitivos, este tercio sería como los entrantes, ensaladas, revueltos… Menú en el que prevalecen las verónicas, chicuelinas y gaoneras, quedando en un segundo plano ya otros lances como, las navarras, el pase del delantal… Y a partir de ahí los fuera de carta, citaré alguno no todos. El farol, tafalleras, la tijerilla, la orticina, la espaldina, la cordobina, la mariposa con el capote a la espalda, la tapatía, la saltillera una manoletina con el capote, la rogerina, la talaverana, la caleserina. Y de las de última creación la lopecina, que este año en Sevilla solo se ha hecho una vez.

Ahora llegamos al plato principal, que debe estar bien presentado y con su correspondiente guarnición. Esto es, los muletazos de inicio de faena. Los que mas se hacen son: los estatuarios, los doblones y los pases cambiados en el centro del ruedo, tanto de pie como de rodillas. Se quedan fuera de carta, entre otros. El cartucho del pescado, el pase de las flores, el pase cambiado, no el del centro del ruedo, el litrazo, la pedresina, casi nadie empieza sentado en el estribo, el pase del reclinatorio o de la silla, Morante una vez, el tres en uno.

Y para terminar esta el postre, los adornos, los remates de la series. En su mayoría para rematar una serie  de muleta, se utiliza mayoritariamente, el pase de pecho, como la gente aplaude, pues hala, dos, tres que aplauden mas. También suele usarse el pase del desprecio y algún desplante. Después de cambiar el estoque y coger el de verdad y antes de cuadrar al toro, se adornan sobretodo manoletinas, bernardinas, molinetes y trincherillas. Dejando fuera de carta, entre otros, una vez más. El kikiriki, pase de la firma, la arrucina, la orticina, la capeina, la giraldilla, la jumillana, la capetillina.

Estos son solo unos cuantos pases, que se están quedando en un rincón del alma. Algunos se habrán quedado sin nombrar, es posible que no los conozca, o bien haya querido ignorarlos, como el pase de la tortilla, el pase del murciélago o el salto de la rana.


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