01 agosto 2016

FERIA DE CÉRET 2016, Víctor Pruñonosa

Nueva escapada de fin de semana a los Pirineos. Escapada taurina, torista, de pureza, de bravura…, pero sobre todo de toros.

Este año la Feria de Céret, ha estado compuesta por dos corridas y una novillada. Astados en los tres Festejos, que solo se sabía si era toro o novillo por el guarismo del año de nacimiento. Con preciosa estampa, seriedad, presencia y un trapío envidiable por esta Plana. Que no pusieron las cosas fáciles a sus lidiadores. A un novillero le sonaron los tres avisos y otro debutaba con los del castoreño. Menuda papeleta.

Por diferentes motivos se devolvieron dos astados. Había que decirlo. Pero unos más que otros, que de todo hay, cumplieron muy bien en varas, con bravura y calidad. Unos tardearon en ir al caballo, otros casi lo ignoraban. Pero hubo muy buenos tercios de varas.

Como hago resumen de los tres Festejos, no suelo decir nombres. Pero David Adalid, con sus cuatro pares de banderillas. Lo merece.

Ningún astado puso nada de su parte para el triunfo. Los de Oro cumplieron y con muchas ganas, solvencia, profesionalidad y técnica. Se cortó una oreja y se dio alguna vuelta al ruedo.

Quien no cumplió, negando una muy merecida y ganada oreja a Alberto Aguilar (otro nombre), fue el Palco. Eso sí, las dos vueltas al ruedo le supieron a poco y en su segundo, tras una faena muy complicada y apretada.  Los nervios, las ganas y las prisas le jugaron una mala pasada. Se precipito para matar. Claro, mató mal. Y todo quedo en palmas.


Una Feria interesante.