Después de ver lo que está pasando en La Vall D´Uixó, con relación al
Festival Taurino anunciado para el día 21 de febrero, y otros acontecimientos y
hasta referéndums en otras localidades, no me callo.
Disney, y por empatía, otras productoras, para subirse al carro del
público y taquilla del Séptimo Arte, han humanizado a los animales. Haciéndolos
entrañables, mansos y con un diseño físico adorable. Cosa que lleva a algunas
personas a establecer lazos tan afectivos, que no tienen en cuenta su
peligrosidad, ni que son eso animales.
Esta afirmación no está científicamente aceptada. Pero visto lo visto,
hay personas con cargos públicos, muy, muy, muy sentimentalistas y compasivas
hacia los animales, que pueden llegar a proteger mucho más a los animales que a
las personas a las que teóricamente sirven. Es como si no quisieran
aceptar, que es el ser humano el que
domina el planeta y el que vota.
La teoría del síndrome Bambi no está oficialmente reconocida por la O.
M. S. (Organización Mundial de la Salud). Pero su existencia se está
presentando y demostrando con mucha frecuencia en los nuevos políticos.
Algunas veces parece que tienen más interés en encontrar y condenar, al cazador
que mató a la madre de Bambi, que solucionar algunas cosas más importantes.
Precariedad laboral, pobreza energética, diferencias sociales, etc., etc…
Y no pararán hasta que encuentren al cazador.
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