Cuando uno oye que se van a
reunir tal con cual para decidir algún asunto taurino trascendente, siempre hay
un invitado del que se olvidan, siempre el mismo ausente ¡El Aficionado! tanto
la administración como los taurinos cometen el incesante error una y otra vez.
En plena crisis y bajo la amenaza
de las prohibiciones, con un preocupante descenso de festejos taurinos y un
aumento de la monotonía, me planteo hacer una comparación de dos espectáculos taurinos
distintos: los festejos mayores y los populares. La mala salud de los primeros
y la buena con la que gozan los otros, mientras unos van para abajo y están en
caída libre, los otros en cambio lo hacen en sentido opuesto, para arriba. Ojo
porque el dato más relevante ya no es sólo el número de festejos que se dan en
uno y otro, si no la afluencia de espectadores: ¿nadie se ha parado a pensar por qué?. Cuando analizas en
profundidad este fenómeno, te das cuenta que aún estando arraigados ambos espectáculos
y gozar de la estima de buena parte de aficionados, hay un matiz significativo.
Detrás de los festejos populares hay todo un entramado de aficionados involucrados
en su organización y mantenimiento, que son el sostén del espectáculo. Esta dedicación
directa que le profesan, provoca un contacto y un acercamiento que no se da en
los demás festejos mayores y modestamente en mi opinión, es la clave de su
éxito. Son muchas las personas que declaran que las entradas son caras y que
llegan a aburrirse en las corridas de toros, en cambio sí pagan y gustosamente
cuando se trata de comprar un toro para venerar las fiestas de su pueblo. Recordar
que el amor verdadero igual que la buena salud, surge en los momentos
difíciles, ahí es donde se aprecia su verdadera dimensión.
Es necesaria una apuesta
decidida por el futuro haciendo partícipes a los propios espectadores
(asociaciones de abonados, federaciones, clubes, peñas, aficionados, etc.) Algo
así como un menú a la carta en el que el empresario ofrezca su oferta al
consumidor para que este elija el de su gusto. Los futuros reglamentos deben
regular este marco, pues solo se nos menciona testimonialmente.
Muchos aficionados han
manifestado su voluntad y disposición para trabajar y ofrecer su apoyo en este
sentido. Hay que escuchar a los aficionados y tomar conciencia de que es
necesario involucrarles. Se debe facultar de alguna manera para que los
empresarios puedan confeccionar los carteles junto a los aficionados, tanto
para elegir las ganaderías y los encastes, como el plantel de toreros.
Hay muchos asuntos que
resolver sobre la mesa y mucho en juego como para que la administración y los
propios taurinos miren hacia otro lado. Espero que tomen conciencia de que es
necesario que en esta cabalgata vayamos todos de la mano y no cada uno por su
cuenta.
Ya es hora del relevo.
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