Es
una alegría que se hagan toros en la provincia, y hoy son en Vinaròs. Eso sí,
hay que fijarse en los detalles; porque también hay que analizarlos.
La prensa
anunció hace un tiempo que la plaza castellonense quedaba en manos de Manuel
Ángel Millares al mismo tiempo que se publicaba el cartel que hoy lucirá en la
ciudad costera.
Llama la atención que el empresario y ganadero se atreva a un
festejo sin picadores tal y como están los costes de organización de festejos
taurinos. En principio, parece muy meritorio. Pero también es muy llamativo
que, a sabiendas de esto, se anuncien unos precios generales de ni más ni menos
que 12 euros. ¿Acudirá tanto público?; ¿será pues rentable?.
Recordemos que la
novillada sin picadores que se celebró en la capital la semana de Magdalena fue
un fiasco de público (aunque un éxito como espectáculo), y eso que la entrada
costaba 10 euros y se incluía dentro de la semana de feria (aunque no del
abono), con lo que podía atraer más gente que siendo un festejo aislado.
Cuesta
encajar este puzzle hoy.
Y aquí viene el gran interrogante. Si se observa el
cartel de la novillada, la Escuela Taurina de Castellón y la Diputación
Provincial tienen más cartel que la propia empresa organizadora: ¿cuál es
realmente la participación de estos organismos públicos en la celebración del
festejo?. ¿Y la del ayuntamiento?. Aplaudimos la
implicación del ente público en los toros como no puede ser de otra forma, pero
pensamos que, una vez más, es poco transparente hasta qué punto llega su
responsabilidad e implicación junto a la empresa privada, algo que no puede
ocurrir con aquello que es de todos.
Creemos que una vez más la Escuela y la
Diputación deben poner luz y taquígrafos, no pueden repetirse números como los
de la novillada aplazada de la Magdalena 2013, cuyos importes de las entradas
están aún hoy por devolver a quién lo desee; o la organización a medias con
Taurocastellón S.L. de la corrida de Beneficencia dentro de ese mismo ciclo y
el favor empresarial que todos les hicimos sin quererlo.
Es
una alegría que se hagan toros en la provincia, y hoy son en Vinaròs. Eso sí,
hay que fijarse en los detalles; porque también hay que analizarlos.
La prensa anunció hace un tiempo que la plaza castellonense quedaba en manos de Manuel Ángel Millares al mismo tiempo que se publicaba el cartel que hoy lucirá en la ciudad costera.
Llama la atención que el empresario y ganadero se atreva a un festejo sin picadores tal y como están los costes de organización de festejos taurinos. En principio, parece muy meritorio. Pero también es muy llamativo que, a sabiendas de esto, se anuncien unos precios generales de ni más ni menos que 12 euros. ¿Acudirá tanto público?; ¿será pues rentable?.
Recordemos que la novillada sin picadores que se celebró en la capital la semana de Magdalena fue un fiasco de público (aunque un éxito como espectáculo), y eso que la entrada costaba 10 euros y se incluía dentro de la semana de feria (aunque no del abono), con lo que podía atraer más gente que siendo un festejo aislado.
Cuesta encajar este puzzle hoy.
Y aquí viene el gran interrogante. Si se observa el cartel de la novillada, la Escuela Taurina de Castellón y la Diputación Provincial tienen más cartel que la propia empresa organizadora: ¿cuál es realmente la participación de estos organismos públicos en la celebración del festejo?. ¿Y la del ayuntamiento?. Aplaudimos la implicación del ente público en los toros como no puede ser de otra forma, pero pensamos que, una vez más, es poco transparente hasta qué punto llega su responsabilidad e implicación junto a la empresa privada, algo que no puede ocurrir con aquello que es de todos.
Creemos que una vez más la Escuela y la Diputación deben poner luz y taquígrafos, no pueden repetirse números como los de la novillada aplazada de la Magdalena 2013, cuyos importes de las entradas están aún hoy por devolver a quién lo desee; o la organización a medias con Taurocastellón S.L. de la corrida de Beneficencia dentro de ese mismo ciclo y el favor empresarial que todos les hicimos sin quererlo.
La prensa anunció hace un tiempo que la plaza castellonense quedaba en manos de Manuel Ángel Millares al mismo tiempo que se publicaba el cartel que hoy lucirá en la ciudad costera.
Llama la atención que el empresario y ganadero se atreva a un festejo sin picadores tal y como están los costes de organización de festejos taurinos. En principio, parece muy meritorio. Pero también es muy llamativo que, a sabiendas de esto, se anuncien unos precios generales de ni más ni menos que 12 euros. ¿Acudirá tanto público?; ¿será pues rentable?.
Recordemos que la novillada sin picadores que se celebró en la capital la semana de Magdalena fue un fiasco de público (aunque un éxito como espectáculo), y eso que la entrada costaba 10 euros y se incluía dentro de la semana de feria (aunque no del abono), con lo que podía atraer más gente que siendo un festejo aislado.
Cuesta encajar este puzzle hoy.
Y aquí viene el gran interrogante. Si se observa el cartel de la novillada, la Escuela Taurina de Castellón y la Diputación Provincial tienen más cartel que la propia empresa organizadora: ¿cuál es realmente la participación de estos organismos públicos en la celebración del festejo?. ¿Y la del ayuntamiento?. Aplaudimos la implicación del ente público en los toros como no puede ser de otra forma, pero pensamos que, una vez más, es poco transparente hasta qué punto llega su responsabilidad e implicación junto a la empresa privada, algo que no puede ocurrir con aquello que es de todos.
Creemos que una vez más la Escuela y la Diputación deben poner luz y taquígrafos, no pueden repetirse números como los de la novillada aplazada de la Magdalena 2013, cuyos importes de las entradas están aún hoy por devolver a quién lo desee; o la organización a medias con Taurocastellón S.L. de la corrida de Beneficencia dentro de ese mismo ciclo y el favor empresarial que todos les hicimos sin quererlo.
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