Normalmente tres son los toreros que forman los carteles, la
cuadrilla que acompaña al matador la forman tres subalternos, tres pares de
toros son los que se lidian, tres son los pares de banderillas, tres son las veces
que debería entrar el toro a los caballos….y así un largo etc. hasta llegar a
los que en teoría deben poner orden en el coso, Presidente, Veterinario y
Asesor artístico.
Pensando un poco, no podía hablar de este número mágico sin
relacionarlo con los tres tipos de paganos que normalmente acuden a la Plaza de
toros.
Nombrarlos de una manera aleatoria, sin quitar ni poner
méritos a ninguno de los grupos, es difícil, ya que a lo largo de una vida
acudiendo a ver espectáculos taurinos “un pagano” pasa inexorablemente de un
grupo a otro y todos merecen el mismo respeto.
Para empezar por donde se inician todos los paganos, hay que hablar
de los Espectadores.
¿Qué se entiende por espectador? Podríamos definirlo como
aquel pagano que suele acudir a las Plazas de toros por casualidad, porque
tiene un amigo que le invita a un festejo, porque le han hablado de lo que
ocurre en la Plaza de toros y la curiosidad lo lleva a pasar por taquilla, otro
porque son las fiestas de su ciudad y casi es obligatorio ir a los toros, otro
porque torea un personaje famoso de las revistas del corazón y otros, los menos
hoy en día, porque el abuelo, el padre o el tío que son asiduos a las Plazas
les llevan, y durante la lidia les van explicando todo lo que es éste
fantástico espectáculo.
A partir de aquí, el
espectador empieza a interesarse por aprender la terminología taurina. Le gusta
saber que es el trapío en los toros, las diferentes formas que tienen las astas
y como se les denomina, el color de las pieles “capas”, si son negros, negros
bragados, coloraos, boci blancos, ojos de perdiz, y un sinfín de
denominaciones, las formas de correr, si galopan, si trotean o van al paso etc.
etc..
En cuanto a los toreros, empieza por saber que según su
experiencia y edad son becerristas, novilleros y en cuanto estos toman la
alternativa de manos del Padrino y el Testigo pasan a ser Matadores. Que los ayudantes que estos llevan se llaman
cuadrilla, formada por tres peones y dos picadores. Que los peones ejercen la
función de lidiar y banderillear al toro y los picadores se encargan de la
función de atemperar al toro y ahormarlo para que el Matador pueda torearlo.
Aprende a saber que es lidiar un toro, y que en el primer
tercio al toro se le dan pases con el
primer trapo que cogen los toreros, llamado “capote” y los lances o pases que
se le dan al toro: verónicas, medias verónicas, chicuelinas, y un sinfín de
pases.
De aquí se pasa al tercio de varas, donde los picadores
montados sobre caballos cubiertos por petos (que defienden al caballo de las
posibles cornadas de los toros cuando entran al caballo) y la vara con una
punta de acero la coloca sobre el lomo del toro para calmarlo y ahormarlo.
Según la categoría de la Plaza el toro entra al caballo hasta tres veces y
entre vara y vara los matadores pueden darle lances al toro, es lo que se
denominan “quites”.
De aquí se pasa al tercio de banderillas, cada banderillero
“que así se llaman los peones que realizan la tarea de banderillear al toro” coloca
un par y en el mismo toro otro le coloca dos pares, mientras el tercer peón
capea al toro para ir poniéndolo en suerte para poderle banderillear.
A partir de aquí, entra lo que podríamos decir la suerte
suprema, el Matador sea Becerrista, Novillero o Matador (llamado también
Maestro) se queda solo frente al toro. Para empezar su faena pidiendo permiso
al Presidente para iniciar la tarea de torear, también una vez obtenido el
permiso puede brindar la faena al público, a alguna persona o simplemente pasa
a darle lances al toro. El trapo que usa se llama “muleta” que se mantiene
horizontal gracias a un palo llamado “estaquillador” que es donde sujeta con la
mano la muleta, si es la derecha los pases se llaman derechazos y si la sujeta
con la izquierda naturales. Se puede ayudar con la espada para darle más
amplitud a la muleta. Los nombres de los pases son múltiples poco a poco los
irá aprendiendo. Finalizando la faena con la suerte suprema que acaba con el
toro. Si ha sido del agrado del público y con el beneplácito del Presidente se
suele premiar su labor con las orejas y hasta el rabo del toro que pasea por el
ruedo de la plaza.
Para el espectador todo lo que ocurre en la Plaza le resulta
bonito, el ambiente que rodea a la Plaza antes de iniciarse el festejo, el
sonido de los clarines que a la orden del Presidente suenan para que los
alguacilillos salgan al ruedo y siguiendo el ritual desalojen al personal que
hay en la arena y recojan la llave que entregan al “chulo de toriles” para así
poder abrir la puerta de chiqueros. Y que decir, cuando los actuantes pisan el
albero y se inicia el paseíllo al son del pasodoble torero que interpreta la
banda de música. Sale al ruedo el primer toro y aquí y en este momento se
inicia para él un mundo desconocido, pasa miedo, sufre por el toro, se le
encoje el cuerpo cuando el torero le da pases a un animal con cuernos que de
cogerlo puede acabar con su vida. De gustarle todo este cumulo de sensaciones,
el espectador curioso desea saber más del mundo del toro.
Si la curiosidad le lleva a leer algún libro de tauromaquia,
“El Cossío”, o el tratado sobre el toreo de Pepe Illo, o cualquier libro,
revista, video, de los múltiples que existen en el mercado, este pagano, pasa
de ser espectador a AFICIONADO.
Por Aficionado se entiende aquel que pasando por taquilla,
empieza a ver la fiesta con criterio y este criterio le lleva a ser más
selectivo y exigente.
Para empezar, cuando le hablan de toros le gusta saber su
procedencia, de que ganadería se trata, los orígenes de esa ganadería, de que
encastes proceden, la situación geográfica de la ganadería, los hierros que la
componen, la morfología de los toros, su trapío, si galopan o trotan, su
bravura, su genio, si humillan, las capas predominantes y un largo etcétera.
Acude asiduamente a ver toros en la Plaza, otras (las menos)
en televisión, le gusta leer las criticas taurinas que se emiten en revistas
especializadas, por radio y la prensa. También acude a las tertulias taurinas,
si puede visitar alguna ganadería de bravo no lo duda y le encantan las tientas
de eralas que en alguna de ellas le ofrecen.
En cuanto a los animales, empieza a distinguir según su
edad, si son añojos, erales, utreros o cuatreños.
Le interesa conocer las reglas por las que se rigen los
festejos taurinos y se preocupa por conocer y saber el Reglamento Taurino, en
donde se describe entre otras muchas cosas las edades y pesos que deben tener
los toros según el festejo a los que se destinan, novilladas sin picadores, con
picadores o corridas de toros.
Entre la asistencia a las Plazas, lo que ha leído y oído, ya
tiene su criterio, y ya no le gusta todo lo que ve y le ofrecen los carteles,
empresas, ganaderías y toreros. No le gusta ver que los toros pierdan las manos
y se caigan, no le gusta que las astas estén retocadas (afeitadas), no le gusta
que los toros estén faltos de bravura, casta, movilidad etc., no le gustan los
toros pastueños, bobalicones, de carretón.
Para el aficionado SI NO HAY TORO, NO HAY NADA.
Ya sabe lo que es lidiar al toro y si la lidia que se le da
al toro es la correcta o está hecha para destrozar al toro, cuando el torero le
da los primeros lances al toro ya sabe distinguir si son capotazos o tienen
arte y están bien ejecutados, si echan la “pata pa lante” o la esconden, y con
todo empieza a seleccionar a los toreros según su gusto y criterio.
En cuanto al tercio de varas, le gusta que el toro se
arranque de largo, que la puya caiga en el lugar idóneo para ahormar al toro,
le gusta ver que el toro mete los riñones cuando empuja al caballo, le gusta
que no se masacre al toro, que los puyazos sean los justos en cuanto a las
veces que entra al caballo, al tiempo y castigo, le gusta que no cabecee y salga airoso del caballo. No
le gusta que le hagan la carioca y se le dé un castigo largo e innecesario.
Le gusta que entre puyazo y puyazo los matadores hagan el ”quite” y le den unos lances que prueban que el toro está en las condiciones
idóneas para continuar la lidia.
En cuanto al tercio de banderillas, le gusta sea breve, que
se eviten capotazos innecesarios y que los banderilleros cumplan con su función
de la manera más torera que sepan o puedan. Le gusta que se asomen al balcón y
el toro se pare después de recibir el par de banderillas.
Y ya en el último tercio, para empezar le gusta que el
TORERO, ande por el ruedo con pasos toreros, ha leído que Juan Belmonte a sus alumnos no les dejaba tocar el capote
hasta que no sabían andar con el garbo y gesto torero, sabe y comparte del
miedo que tiene y valora que un hombre (torero) se ponga delante de un toro
jugándose la vida, para el cualquiera que se ponga delante de un toro le merece
todos los respetos.
En cuanto a la faena, valora la entrega, el conocimiento que el torero tiene del
astado que tiene enfrente, que sabe de los terrenos en que puede darle los
muletazos, si baja la mano para que sean más profundos, si con su técnica y
arte es capaz de transmitirle esa emoción que le ponen los pelos como erizos.
PERO SOBRE TODO VALORA, QUE TODO LO QUE HACE, SE LO HACE, A UN TORO, TORO.
El Aficionado es el gran ignorado por las empresas,
ganaderos, toreros y autoridades, se aprovechan de su afición para asegurarse
unas entradas que tienen seguras vendidas y con excusas y otras tretas le
tienen encandilado, hasta que se cansa y solo va a los festejos que le dan
cierta garantía de que va a ver aquello que el espera ocurra en el ruedo. Por
desgracia para el mundo del toro cada día quedan menos aficionados y eso a la
larga pasara factura a la tauromaquia.
Y por último, el pagano llamado Entendido. En cierta
ocasión tenía alguna duda sobre algún matiz que se me había escapado en una
charla taurina y al acabar me acerque al conferenciante para que me los
aclarara y empecé así: Usted que entiende de toros me podría aclarar……., el
conferenciante antes de contestar me corto diciéndome “de toros no entienden ni
las vacas”, luego el hombre muy correctamente me aclaró las dudas que yo tenía.
El Entendido es aquel que aparte de ser espectador y
aficionado, ha pasado por el mundo del toro como ganadero, subalterno,
novillero o matador y ha visto mil corridas ha visitado ganaderías y conoce
todos los intríngulis que rodean el mundo del toro.
Sabe de toros más que las vacas, vida y milagros de toreros,
apoderados, plazas, presidentes y acude a los festejos sin ningún prejuicio ni
predisposición. Contempla las corridas con ojos distintos a los que ocupan los
asientos de las gradas. Salen los
toreros y solo verlos
se dan cuenta del estado de ánimo que vienen esa tarde a la Plaza, sabe de su
estado de ánimo y de ello deduce más o menos su predisposición. De los toros cuando
salen al ruedo observan si salen hacia la derecha o la izquierda, si son prontos,
si barbean, si son mirones, si cuando embisten antes mueven una oreja o la
otra, es decir, ven otra corrida y esa observación de todos los detalles hace
de ellos ser más condescendientes con lo que ocurre en la Plaza que el resto de
paganos, son los menos y son discretos y eso les hace pasar casi
desapercibidos.
LOS ENTENDIDOS NO LLENAN LAS PLAZAS.
Para terminar, si los responsables del mundo del toro
pretenden mantener esta fiesta, llenando las gradas de las plazas con
espectadores olvidándose de los aficionados, la fiesta taurina tiene fecha de
caducidad. Y nos vamos a Francia, porque allí los paganos aficionados
encontramos aficiones afines a nuestros gustos y empresarios que están dispuestos a ofrecer lo
que les piden, exigen y están dispuestos a pagar los aficionados.