03 abril 2015

EL 3, NÚMERO MÁGICO DE LA TAUROMAQUIA (Vicente Isach)

Normalmente tres son los toreros que forman los carteles, la cuadrilla que acompaña al matador la forman tres subalternos, tres pares de toros son los que se lidian, tres son los pares de banderillas, tres son las veces que debería entrar el toro a los caballos….y así un largo etc. hasta llegar a los que en teoría deben poner orden en el coso, Presidente, Veterinario y Asesor artístico.

Pensando un poco, no podía hablar de este número mágico sin relacionarlo con los tres tipos de paganos que normalmente acuden a la Plaza de toros.

Nombrarlos de una manera aleatoria, sin quitar ni poner méritos a ninguno de los grupos, es difícil, ya que a lo largo de una vida acudiendo a ver espectáculos taurinos “un pagano” pasa inexorablemente de un grupo a otro y todos merecen el mismo respeto.

Para empezar por donde  se inician todos los paganos, hay que hablar de los Espectadores.

¿Qué se entiende por espectador? Podríamos definirlo como aquel pagano que suele acudir a las Plazas de toros por casualidad, porque tiene un amigo que le invita a un festejo, porque le han hablado de lo que ocurre en la Plaza de toros y la curiosidad lo lleva a pasar por taquilla, otro porque son las fiestas de su ciudad y casi es obligatorio ir a los toros, otro porque torea un personaje famoso de las revistas del corazón y otros, los menos hoy en día, porque el abuelo, el padre o el tío que son asiduos a las Plazas les llevan, y durante la lidia les van explicando todo lo que es éste fantástico espectáculo.

 A partir de aquí, el espectador empieza a interesarse por aprender la terminología taurina. Le gusta saber que es el trapío en los toros, las diferentes formas que tienen las astas y como se les denomina, el color de las pieles “capas”, si son negros, negros bragados, coloraos, boci blancos, ojos de perdiz, y un sinfín de denominaciones, las formas de correr, si galopan, si trotean o van al paso etc. etc..

En cuanto a los toreros, empieza por saber que según su experiencia y edad son becerristas, novilleros y en cuanto estos toman la alternativa de manos del Padrino y el Testigo pasan a ser Matadores.  Que los ayudantes que estos llevan se llaman cuadrilla, formada por tres peones y dos picadores. Que los peones ejercen la función de lidiar y banderillear al toro y los picadores se encargan de la función de atemperar al toro y ahormarlo para que el Matador pueda torearlo.

Aprende a saber que es lidiar un toro, y que en el primer tercio  al toro se le dan pases con el primer trapo que cogen los toreros, llamado “capote” y los lances o pases que se le dan al toro: verónicas, medias verónicas, chicuelinas, y un sinfín de pases.

De aquí se pasa al tercio de varas, donde los picadores montados sobre caballos cubiertos por petos (que defienden al caballo de las posibles cornadas de los toros cuando entran al caballo) y la vara con una punta de acero la coloca sobre el lomo del toro para calmarlo y ahormarlo. Según la categoría de la Plaza el toro entra al caballo hasta tres veces y entre vara y vara los matadores pueden darle lances al toro, es lo que se denominan “quites”.

De aquí se pasa al tercio de banderillas, cada banderillero “que así se llaman los peones que realizan la tarea de banderillear al toro” coloca un par y en el mismo toro otro le coloca dos pares, mientras el tercer peón capea al toro para ir poniéndolo en suerte para poderle banderillear.

A partir de aquí, entra lo que podríamos decir la suerte suprema, el Matador sea Becerrista, Novillero o Matador (llamado también Maestro) se queda solo frente al toro. Para empezar su faena pidiendo permiso al Presidente para iniciar la tarea de torear, también una vez obtenido el permiso puede brindar la faena al público, a alguna persona o simplemente pasa a darle lances al toro. El trapo que usa se llama “muleta” que se mantiene horizontal gracias a un palo llamado “estaquillador” que es donde sujeta con la mano la muleta, si es la derecha los pases se llaman derechazos y si la sujeta con la izquierda naturales. Se puede ayudar con la espada para darle más amplitud a la muleta. Los nombres de los pases son múltiples poco a poco los irá aprendiendo. Finalizando la faena con la suerte suprema que acaba con el toro. Si ha sido del agrado del público y con el beneplácito del Presidente se suele premiar su labor con las orejas y hasta el rabo del toro que pasea por el ruedo de la plaza.

Para el espectador todo lo que ocurre en la Plaza le resulta bonito, el ambiente que rodea a la Plaza antes de iniciarse el festejo, el sonido de los clarines que a la orden del Presidente suenan para que los alguacilillos salgan al ruedo y siguiendo el ritual desalojen al personal que hay en la arena y recojan la llave que entregan al “chulo de toriles” para así poder abrir la puerta de chiqueros. Y que decir, cuando los actuantes pisan el albero y se inicia el paseíllo al son del pasodoble torero que interpreta la banda de música. Sale al ruedo el primer toro y aquí y en este momento se inicia para él un mundo desconocido, pasa miedo, sufre por el toro, se le encoje el cuerpo cuando el torero le da pases a un animal con cuernos que de cogerlo puede acabar con su vida. De gustarle todo este cumulo de sensaciones, el espectador curioso desea saber más del mundo del toro.

Si la curiosidad le lleva a leer algún libro de tauromaquia, “El Cossío”, o el tratado sobre el toreo de Pepe Illo, o cualquier libro, revista, video, de los múltiples que existen en el mercado, este pagano, pasa de ser espectador a AFICIONADO.

Por Aficionado se entiende aquel que pasando por taquilla, empieza a ver la fiesta con criterio y este criterio le lleva a ser más selectivo y exigente.

Para empezar, cuando le hablan de toros le gusta saber su procedencia, de que ganadería se trata, los orígenes de esa ganadería, de que encastes proceden, la situación geográfica de la ganadería, los hierros que la componen, la morfología de los toros, su trapío, si galopan o trotan, su bravura, su genio, si humillan, las capas predominantes y un largo etcétera.

Acude asiduamente a ver toros en la Plaza, otras (las menos) en televisión, le gusta leer las criticas taurinas que se emiten en revistas especializadas, por radio y la prensa. También acude a las tertulias taurinas, si puede visitar alguna ganadería de bravo no lo duda y le encantan las tientas de eralas que en alguna de ellas le ofrecen.

En cuanto a los animales, empieza a distinguir según su edad, si son añojos, erales, utreros o cuatreños.

Le interesa conocer las reglas por las que se rigen los festejos taurinos y se preocupa por conocer y saber el Reglamento Taurino, en donde se describe entre otras muchas cosas las edades y pesos que deben tener los toros según el festejo a los que se destinan, novilladas sin picadores, con picadores o corridas de toros.

Entre la asistencia a las Plazas, lo que ha leído y oído, ya tiene su criterio, y ya no le gusta todo lo que ve y le ofrecen los carteles, empresas, ganaderías y toreros. No le gusta ver que los toros pierdan las manos y se caigan, no le gusta que las astas estén retocadas (afeitadas), no le gusta que los toros estén faltos de bravura, casta, movilidad etc., no le gustan los toros pastueños, bobalicones, de carretón.
Para el aficionado SI NO HAY TORO, NO HAY NADA.

Ya sabe lo que es lidiar al toro y si la lidia que se le da al toro es la correcta o está hecha para destrozar al toro, cuando el torero le da los primeros lances al toro ya sabe distinguir si son capotazos o tienen arte y están bien ejecutados, si echan la “pata pa lante” o la esconden, y con todo empieza a seleccionar a los toreros según su gusto y criterio.

En cuanto al tercio de varas, le gusta que el toro se arranque de largo, que la puya caiga en el lugar idóneo para ahormar al toro, le gusta ver que el toro mete los riñones cuando empuja al caballo, le gusta que no se masacre al toro, que los puyazos sean los justos en cuanto a las veces que entra al caballo, al tiempo y castigo, le gusta  que no cabecee y salga airoso del caballo. No le gusta que le hagan la carioca y se le dé un castigo  largo e innecesario.

Le gusta que entre puyazo y puyazo los matadores hagan el ”quite” y le den unos lances que prueban que el toro está en las condiciones idóneas para continuar la lidia.

En cuanto al tercio de banderillas, le gusta sea breve, que se eviten capotazos innecesarios y que los banderilleros cumplan con su función de la manera más torera que sepan o puedan. Le gusta que se asomen al balcón y el toro se pare después de recibir el par de banderillas.

Y ya en el último tercio, para empezar le gusta que el TORERO, ande por el ruedo con pasos toreros, ha leído que Juan Belmonte  a sus alumnos no les dejaba tocar el capote hasta que no sabían andar con el garbo y gesto torero, sabe y comparte del miedo que tiene y valora que un hombre (torero) se ponga delante de un toro jugándose la vida, para el cualquiera que se ponga delante de un toro le merece todos los respetos.
En cuanto a la faena, valora la entrega,  el conocimiento que el torero tiene del astado que tiene enfrente, que sabe de los terrenos en que puede darle los muletazos, si baja la mano para que sean más profundos, si con su técnica y arte es capaz de transmitirle esa emoción que le ponen los pelos como erizos. PERO SOBRE TODO VALORA, QUE TODO LO QUE HACE, SE LO HACE, A UN TORO, TORO.

El Aficionado es el gran ignorado por las empresas, ganaderos, toreros y autoridades, se aprovechan de su afición para asegurarse unas entradas que tienen seguras vendidas y con excusas y otras tretas le tienen encandilado, hasta que se cansa y solo va a los festejos que le dan cierta garantía de que va a ver aquello que el espera ocurra en el ruedo. Por desgracia para el mundo del toro cada día quedan menos aficionados y eso a la larga pasara factura a la tauromaquia.

Y por último, el pagano llamado Entendido. En cierta ocasión tenía alguna duda sobre algún matiz que se me había escapado en una charla taurina y al acabar me acerque al conferenciante para que me los aclarara y empecé así: Usted que entiende de toros me podría aclarar……., el conferenciante antes de contestar me corto diciéndome “de toros no entienden ni las vacas”, luego el hombre muy correctamente me aclaró las dudas que yo tenía.

El Entendido es aquel que aparte de ser espectador y aficionado, ha pasado por el mundo del toro como ganadero, subalterno, novillero o matador y ha visto mil corridas ha visitado ganaderías y conoce todos los intríngulis que rodean el mundo del toro.

Sabe de toros más que las vacas, vida y milagros de toreros, apoderados, plazas, presidentes y acude a los festejos sin ningún prejuicio ni predisposición. Contempla las corridas con ojos distintos a los que ocupan los asientos de las gradas. Salen los toreros y solo verlos se dan cuenta del estado de ánimo que vienen esa tarde a la Plaza, sabe de su estado de ánimo y de ello deduce más o menos su predisposición. De los toros cuando salen al ruedo observan si salen hacia la derecha o la izquierda, si son prontos, si barbean, si son mirones, si cuando embisten antes mueven una oreja o la otra, es decir, ven otra corrida y esa observación de todos los detalles hace de ellos ser más condescendientes con lo que ocurre en la Plaza que el resto de paganos, son los menos y son discretos y eso les hace pasar casi desapercibidos. LOS ENTENDIDOS NO LLENAN LAS PLAZAS.


Para terminar, si los responsables del mundo del toro pretenden mantener esta fiesta, llenando las gradas de las plazas con espectadores olvidándose de los aficionados, la fiesta taurina tiene fecha de caducidad. Y nos vamos a Francia, porque allí los paganos aficionados encontramos aficiones afines a nuestros gustos y  empresarios que están dispuestos a ofrecer lo que les piden, exigen y están dispuestos a pagar los aficionados.  

No hay comentarios :